Durante décadas, los grupos criminales mexicanos mantuvieron el monopolio sobre el mercado de cannabis estadounidense. Sin embargo, desde que en Estados Unidos se inició el proceso de regulación y despenalización de la marihuana, los cárteles diversificaron sus operaciones hacia la producción de drogas sintéticas, el tráfico de especies marinas y el control de mercados pesqueros. Esto ha provocado graves consecuencias en la biodiversidad y el tejido social de regiones mexicanas como la del mar de Cortés.

Según la Unesco, la región Mar de Cortés, conformada por los estados de Baja California, Baja California Sur, Nayarit, Sinaloa y Sonora, cuenta con 695 especies botánicas y 891 variedades de peces, de las cuales 90 son endémicas. Esta región alberga el 39 y el 33 % del total mundial de las especies de mamíferos marinos y de cetáceos, respectivamente; una riqueza de flora y fauna única en el mundo que se encuentra en riesgo por la presencia de laboratorios clandestinos de producción de drogas sintéticas. Los desechos químicos de estos laboratorios son un peligro tanto para las personas como para el medioambiente debido a que pueden infiltrarse en cualquiera de los 174 acuíferos de la región y causar daños considerables.

Un laboratorio clandestino en la zona rural de Navolato, Sinaloa. En la última década se han encontrado cerca de mil laboratorios clandestinos en la región. © Secretaría de Seguridad Pública de Sinaloa

De manera paralela, los grupos del crimen organizado no solo han aumentado en número sino que también han ampliado su catálogo de actividades. Con la estructura, logística, recurso humano, poder de armamento, corrupción, impunidad y propaganda que han acumulado con el paso de los años, sus actividades ilícitas se han ampliado a la pesca ilegal de especies en peligro de extinción.

«Si quitas la cocaína y pones la langosta, el abulón o el buche de totoaba, que cuesta más que un kilo de cocaína, hoy son actividades rentables que los grupos delictivos ven e incitan a trabajar y comercializar esa parte», explica José Luis Carrillo Galaz, presidente de la Confederación Mexicana de Cooperativas Pesqueras y Acuícolas.

El deterioro de los ecosistemas en la región Mar de Cortés y las actividades ilícitas desarrolladas por el crimen organizado están estrechamente relacionados. Es por ello que estas actividades no pueden seguir considerándose solo con enfoques policiales y punitivos, ya que de esa manera desatendemos sus impactos sociales y ambientales. No tratar el asunto hoy es dejar un problema mayor a las generaciones que están por venir urgente que se busquen soluciones que atiendan las consecuencias sociales y ambientales de este deterioro.


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