Original: https://globalinitiative.net/human-trafficking-conflict/


A medida que se multiplican e intensifican los conflictos regionales en todo el mundo, prolongándose en el tiempo e involucrando varias partes, también se evidencia un aumento alarmante en los casos de trata de personas en estas regiones, tanto dentro como fuera, y hacia adentro y hacia afuera, de estas zonas de conflicto. Si bien la trata de personas para la explotación sexual puede ser la primera en la que pensamos, este tipo de delito toma diversas modalidades en situaciones de conflicto.

En septiembre de 2016, la Universidad de las Naciones Unidas, en colaboración con otras varias partes interesadas, organizaron un taller sobre la Lucha contra la Trata de Personas en Zonas de Conflicto. El informe que se desprendió del taller detalló las tres tendencias principales: la trata de personas dentro de las zonas de conflicto y hacia estas zonas; la trata de niños (para convertirlos, entre otras cosas, en combatientes, en servidumbre doméstica, y cada vez con más frecuencia en terroristas suicidas); y el tráfico de migrantes hacia afuera y a través de las zonas de conflicto (por ejemplo, grandes poblaciones de refugiados y desplazados internos que buscan huir de las zonas de conflicto, y migrantes ilegales que intentan conseguir oportunidades atravesando una zona de conflicto).

El Informe de 2016 del Gobierno de los EEUU sobre Trata de Personas (TIP) abordó específicamente la trata en zonas de conflicto, y señaló que en este tipo de situaciones son muchas las razones por la que los grupos vulnerables corren mayor riesgo de ser víctimas de la trata: por situaciones económicas desesperantes, debilitamiento o colapso del estado de derecho, o menor cantidad de servicios sociales disponibles. La gente abandona sus hogares en busca de seguridad, pero están lejos de su comunidad, de las estructuras de apoyo que los mantienen seguros, convirtiéndose de este modo en presas fáciles en entornos desconocidos. En estas situaciones, sin las herramientas para mantener su sustento de manera adecuada, es más probable que busquen oportunidades que comportan algún riesgo sobre su vida o que participen en economías ilícitas – hogar de los tratantes.

Este artículo aborda cuatro fenómenos relacionados con la trata dentro y hacia adentro de las zonas de conflicto, la trata de niños, el tráfico de migrantes hacia afuera o a través de zonas de conflicto, y casos únicos o especiales de tráfico en zonas de conflicto.

La trata en y hacia las zonas de conflicto, y la trata de niños

Son muchos los ejemplos actuales de trata de personas dentro de las zonas de conflicto. Uno es la trata de miembros de la minoría Yazidi en las zonas controladas por Estado Islámico/EI/ISIS. El conflicto con Estado Islámico/EI/ISIS surgió luego de la Guerra contra el Terror en Afganistán e Irak, y se ha expandido también hacia Siria. Ya bien entrado en su segunda década, este conflicto ha desestabilizado una región ya inestable, y ha elevado la vulnerabilidad de grupos como los Yazidis y los Kurdos. En términos de explotación sexual, las mujeres Yazidi son esclavizadas y tratadas como una verdadera propiedad para ser compradas, vendidas, o entregadas a voluntad. Estas mujeres y niñas suelen ser forzadas a trabajar en tareas domésticas o como esclavas sexuales. Otras son forzadas a convertirse en esposas de los milicianos, haciendo las tareas del hogar, con embarazos frecuentes, y a menudo se les prohibe dejar sus hogares. Los hombres y niños yazidis han sido forzados a trabajar como milicianos e incluso como terroristas suicidas.

Ha surgido un debate particular sobre si el reclutamiento de mujeres occidentales por parte de Estado Islámico/EI/ISIS debería incluirse en la definición internacional de trata de personas. Un informe del Instituto Universitario de Georgetown para la Mujer, la Paz y la Seguridad publicado en 2015 planteó esta cuestión. La definición internacional de trata de personas consta de tres partes: 1) la acción de captar, transportar, trasladar, acoger o recibir personas, 2) recurriendo a la amenaza o al uso de la fuerza u otras formas de coacción, al rapto, al fraude, al engaño 3) para propósitos de explotación. El informe sostiene que los métodos de reclutamiento empleados para atraer a las mujeres de Occidente a territorios controlados por ISIS son similares a los utilizados por pedófilos online – establecen un vínculo emocional con ellas en absoluto secreto y las convencen de dejar a sus familias y amigos; les dice que las aman y las llena de elogios y afecto. Esta consideración tendría implicaciones importantes para la definición internacional y también para la forma en la que estas mujeres y adolescentes son tratadas cuando escapan o son capturadas – en lugar de ser tratadas como combatientes, serían consideradas víctimas ya que llegaron mediante el engaño.

Desafortunadamente, la trata de personas dentro de las zonas de conflicto también prevalece en Africa. Boko Haram, que opera en Africa occidental, defiende activamente la esclavitud de poblaciones en territorios bajo su control. Las mujeres y niñas en estas regiones suelen ser forzadas a contraer matrimonio con milicianos, mientras que los niños son forzados a convertirse en terroristas suicidas. También existen casos de mendicidad forzada de niños para recaudar fondos para el grupo. En la República Democrática del Congo, los indices de trabajo forzado y explotación sexual son elevados. Esta situación es muy alarmante: varios grupos armados están compitiendo constantemente para controlar sectores del país, haciendo y deshaciendo alianzas rápidamente, todo para detrimento de la población. Ricas en recursos naturales, estas milicias fuerzan a los mineros artesanales a buscar tantalio, oro, diamantes, estaño, y otros minerales y así obtener dinero para llevar adelante sus actividades. Además, los niños son trasladados dentro del país y adoctrinados a las milicias. El informe de la Universidad de las Naciones Unidas estima que existen unos 30.000 niños soldados en el país.

Birmania es un caso interesante de trata tanto dentro como fuera de una zona de conflicto. El país ha estado en una situación de conflictos prolongados for más de cincuenta años, y aunque el régimen militar finalizó en 2016, no fue suficiente para poner fin a los disturbios en el país.  Comenzando con la lucha por la independencia luego de la Segunda Guerra Mundial, las fuerzas militares tomaron el control por la fuerza en 1962 e inmediatamente comenzaron a poner mano dura sobre las minorías étnicas dentro del país. Rica en recursos naturales y sitio de oleoductos que trasladan gas natural y petróleo desde el Mar de Andamán atravesando Birmania hacia China, hubo altos índices de trata y otros abusos sobre los derechos humanos durante el régimen militar. Hombres, mujeres y niños han sido sometidos a trabajos forzados, como maleteros, en trabajos de construcción, agrícolas y como niños soldados. Las mujeres y las niñas también fueron víctimas de explotación sexual tanto por las fuerzas militares birmanas como por las milicias étnicas (de acuerdo con una conversación que tuvo lugar en 2009 entre la autora y una mujer birmana residente en Tailandia). También hubo tráfico de personas fuera del país. Miembros de las minorías étnicas Kachin y Shan que no cuentan con ciudadanía o documentos de identidad, han sido especialmente vulnerables al intentar salir del país. El actual conflicto en el estado de Rakhine, que involucra a la minoría Rohingya, también ha dado lugar al tráfico. Algunos de estos refugiados son mantenidos cautivos en campamentos en la selva hasta que su familia paga un rescate, o bien son forzados a trabajar en buques pesqueros tailandeses.

El tráfico y la trata de migrantes fuera y a través de las zonas de conflicto

El tráfico fuera y a través de zonas de conflicto toma muchas modalidades, aunque la principal manifestación es el tráfico de refugiados, desplazados internos o migrantes. Las personas que intentan huir de sus hogares o enviar familiares fuera de las zonas de conflicto son extremadamente vulnerables y se encuentran ante un riesgo mayor de ser víctimas de la trata. Un ejemplo clave de esta situación es la “crisis de refugiados” que experimentó Europa en el verano de 2015. La Iniciativa Global cuenta con numerosas publicaciones sobre tráfico de migrantes hacia la UE disponible en este enlace.

El informe de la Universidad de la ONU ofrece información sobre este y otros ejemplos. La actual crisis en Siria ha creado miles de refugiados, muchos de los cuales intentan escapar a Europa. Se ha visto a niños sirios trabajando durante horas excesivamente largas y sin ninguna supervisión. Los conflictos políticos en Libia también han dado lugar a la explotación sexual y laboral. También existen casos en los cuales los individuos son reclutados mediante el engaño para confiscar sus documentos y utilizar la esclavitud por deudas para retener el control sobre ellos. Otros han sido simplemente secuestrados hasta que sus familias puedan pagar el rescate para ser liberados. El Cuerno de Africa ha sido testigo de conflictos durante décadas; hay informes que señalan que algunos migrantes han sido secuestrados por grupos armados que operan a lo largo de rutas de tráfico desconocidas, y luego comprados por otros tratantes para explotarlos aún más. Refugiados, desplazados internos y migrantes no sólo son vulnerables durante el viaje, sino también una vez que son ubicados en los campamentos, e incluso en las comunidades que los albergan. Las bandas criminales que operan como tratantes en los campos de refugiados de Calais y Dunkirk han explotado sexualmente a jóvenes que viajaban solos, o forzado a que cometan delitos a cambio de transporte hacia el Reino Unido.

En junio de 2016, el periódico The Guardian publicó un artículo sobre niños refugiados y migrantes que viajaban solos desde sus hogares (principalmente en Africa y Medio Oriente) hacia países europeos. La mayoría de estos niños han sido enviados por sus familias a escapar del conflicto en sus países natales, como los disturbios políticos en Gambia o el reclutamiento de al-Shabaab en Somalia. Muchos niños son forzados a trabajar durante su viaje para ir financiándolo. Los traficantes operan a lo largo de estas rutas, explotando a los niños – tanto sexual como laboralmente – durante su viaje hacia el norte.

Un caso especial de tráfico relacionado con las zonas de conflicto es el tráfico de órganos, que surgió en los Balcanes en la última etapa del conflicto hacia finales de la década de 1990, pero se presume continuó en Kosovo. Los planes para un tribunal de crímenes de guerra están casi finalizados, pero se espera que el tribunal escuche causas de civiles secuestrados y traficados a través de la frontera hacia Albania, en donde se les extraían los órganos para ser traficados a otros sitios. También se han registrado casos de migrantes que venían hacia Europa desde Africa. En 2014, las autoridades italianas descubrieron una banda traficante de órganos que involucraba delincuentes de Libia y Eritrea que le cobraban a los migrantes un pago por adelantado para trasladarlos desde Africa hasta Italia. Si los migrantes no podían realizar ese pago inmediatamente, se les daba la opción de pagar una vez que tocaban tierra. No obstante, una vez en territorio italiano, se los explotaba laboralmente o se le extraían sus órganos para traficarlos a otros sitios.

Finalmente, otro caso singular de tráfico en zonas de conflicto está relacionado con la fuerzas de paz de la ONU. El caso más conocido de pacificadores involucrados directamente en la trata de personas ocurrió en los Balcanes, siguiendo el conflicto desarrollado en la actual Bosnia y Herzegovina a mediados de la década de 1990. El Observatorio de Derechos Humanos (Human Rights Watch) publicó un extenso informe sobre la trata de mujeres y niñas hacia la zona luego del Acuerdo de Dayton para la Paz, en tiempos en los que la región sufría las consecuencias del conflicto. El resumen ejecutivo está disponible aquí, pero el informe ofrece detalles de casos específicos en los cuales miembros del Grupo de Tareas de la Policía Internacional, que operaba como parte de la Misión de la ONU en Bosnia y Herzegovina, estaban involucrados directamente en la trata de mujeres. Los abusos sexuales a mujeres y niñas por parte de los pacificadores ha sido bien documentado en otras regiones de conflicto, el más reciente en la República Centroafricana (artículo del Washington Post, informe del Observatorio de Derechos Humanos)