The integrity of the world’s most popular sport was shaken to its foundations this September, as match-fixing scandals broke in four corners of the globe.  Police in Singapore arrested 14 people said to be part of an international organized crime gang involved in match-fixing.  In the same week, El Salvador’s football federation imposed a life-time ban on 14 members of the country’s national team for match-fixing.

At the centre of the scandal is a notorious Singaporean: Dan Tan.  “Dan Tan probably pays the European match fixers about 200,000 euros ($260,200, £172,900) to fix per game,” Stanley Ho, a Singapore Straits Times reporter who has investigated the fixers, said.  “He will then pass that information to illegal betting syndicates in China where they will have dozens of guys on laptops and computers and they will be clicking – live betting – all at the same time – on that particular game.”  Between 2008 and 2011, officials said they had identified 680 suspicious games, 380 of them in Europe, predominantly in the lower leagues of Italian football.

In the same week again, Malaysia-born Segaran Gsubramaniam went to court in Australia, accused of having corrupted a Melbourne-based second tier team, the Stars.  They have lost 16 of their 21 league matches this season, winning one and drawing four.  Suspicion was finally raised after the Stars’ last four games, when they conceded an impressive 13 goals without ever scoring.  The Australian coach and four English players in the team have also been charged.

INTERPOL estimates that illegal betting, which drives match-fixing, is an illicit market worth in the range of hundreds of billions of dollars per year.  FIFA was involved in 20 match-fixing investigations worldwide last year and is working on creating a global network of dedicated integrity officers employed by each member to help police 1,500 matches and UEFA has a similar network among its 53 members, enabling it to monitor matches — and illegal betting patterns — more closely.

Sport has long been a draw for organized crime and illicit activity: in 2009, the FATF released a report detailing the ways that the football sector is used as a vehicle for laundering the proceeds of criminal activities. According to the report, criminal money is embroiled in every aspect of the game, from the ownership of football clubs or players, the transfer market, betting activities, image rights and sponsorship or advertising arrangements.  Other cases show that the football sector is also used as a vehicle for perpetrating various other criminal activities such as trafficking in human beings, corruption, drugs trafficking (doping) and tax offences.

                                             

¿No se trata de ganar, sino de jugar?

La integridad del deporte más popular del mundo fue sacudida en septiembre cuando salieron a la luz varios escándalos relacionados al arreglo de partidos. La Policía de Singapur arrestó a 14 sujetos que, se presumía, formaban parte de una organización delictiva involucrada en el arreglo de partidos. Durante la misma semana, la federación de fútbol de El Salvador impuso una prohibición de por vida a 14 miembros del equipo nacional del país por amañar partidos.

En el centro del escándalo se encuentra el tristemente célebre singapurense Dan Tan: “Dan Tan probablemente les paga alrededor de 200.000 euros (260.200 dólares o 172.900 libras) a los arregladores de partidos de la liga europea por cada encuentro,” dijo Stanley Ho, periodista de Singapore Straits Time, quien ha estado investigando a los responsables de los arreglos. “Luego le pasa esa información a grupos de apuestas ilegales en China, en donde tendrán a decenas de personas en laptops y computadores apostando en vivo y al mismo tiempo sobre ese partido en particular.” Entre 2008 y 2011, algunos oficiales dijeron haber identificado 680 partidos sospechosos, 380 de ellos en Europa, principalmente en las ligas menores del fútbol italiano.

También durante la misma semana, el malasio Segaran Gsubramanian fue llevado a tribunales en Australia, acusado de haber corrompido a los Stars, un equipo de Melbourne de segunda división. Esta temporada, han perdido 16 de los 21 partidos en su liga, ganaron uno y empataron cuatro. Las sospechas surgieron luego de los últimos cuatro encuentros, cuando el equipo contrario anotó 13 goles y los Stars ni uno. Por el hecho, también fueron imputados el director técnico australiano y cuatro jugadores ingleses del equipo.

INTERPOL estima que las apuestas ilegales, que son las que motivan los arreglos de partidos, constituyen un mercado ilícito valuado en cientos de billones de dólares por año. El año pasado, la FIFA participó en 20 investigaciones sobre arreglo de partidos en todo el mundo y está trabajando en la creación de una red global de oficiales dedicados a supervisar los partidos, quienes serán empleados por cada miembro para ayudar a monitorear 1500 partidos. La UEFA cuenta con una red similar entre sus 53 miembros que le permite observar más de cerca cada uno de los encuentros – y los patrones de apuestas ilegales.

Los deportes siempre fueron un atractivo para la delincuencia organizada y las actividades ilícitas: en 2009, FATF publicó un informe con los detalles de la forma en la que el fútbol es utilizado como vehículo para lavar dinero proveniente de actividades ilegales. De acuerdo con este informe, el dinero sucio está enredado en cada aspecto del juego, desde la propiedad de clubes de fútbol o jugadores, el mercado de pases, las apuestas, los derechos de imagen, y los acuerdos publicitarios o con sponsors. Otros casos muestran que el fútbol también es utilizado como instrumento para perpetrar varias otras actividades delictivas, como el tráfico de personas, la corrupción, el narcotráfico (doping) y evasiones fiscales.