The long overdue legislative and presidential elections in Guinea Bissau that had been scheduled for the 24th November, have now been indefinitely postponed. Delays in agreeing a way forward on voter registration and diaspora inclusion contributed to a stagnation in the transitional process that has been in place since the military coup in April 2012. Although the recent ECOWAS regional summit hinted at the infeasibility of the election date, no new date was definitively decided, and senior sources in Bissau are now working on the basis of the last Sunday in February as the new election date.

Guinea-Bissau is notorious for potentially being Africa’s first “narco-state”, since the country’s fragile state institutions have been undermined by corruption linked to the Andes to Europe cocaine trade. Both the April 2012 coup, and the two that had gone before it, are commonly understood to have linkages to power struggles that were in part motivated by the desire to secure control over the lucrative cocaine trade, with the highest levels of government and the military being involved. Trafficking in illicit narcotics in Guinea-Bissau may have substantially dropped since the United States DEA sting operation earlier in the year that resulted in the arrest of naval chief, Rear Admiral Bubo Na Tchuto, but without any effort by the state to address the impact of criminality on the governance process, or genuine efforts to build the capacity of state institutions to deliver services to its people, Guinea-Bissau has continued to enlarge its role as an organized crime hub for other criminal markets. This impacts the stability and development of the country.

The decline in the cocaine trade along well-established trafficking routes appears to have been replaced by the movement of counterfeit pharmaceuticals and the trafficking of humans for the purposes of enslavement or sexual exploitation, potentially with the tragic results seen in the recent discovery of some 90 migrants in the desert near Niger. In mid-October, public disorder broke out in Bissau when a Nigerian citizen was accused of attempting to abduct a child for the purposes of organ trafficking. Unconfirmed rumours then spread of a child’s corpse being found with organs removed. The Nigerian citizen was beaten and killed by a group of people around the Bandim Market area. Violence then shifted to the Nigerian embassy, when a radio station falsely reported that organ traffickers sought refuge there. The violence was quelled by the ECOMIB peacekeeping mission but has resulted in heightened tensions in the capital.

Illegal deforestation, usually by Chinese nationals, continues to grow at an alarming rate in the south of Guinea-Bissau. Credible reports suggest that villages have been razed and people forced to flee from their homes when loggers arrive, whilst there is some evidence to suggest that members of the armed forces have been involved in facilitating the trafficking of uncertified timber. A sharp downturn in the cashew nut export industry, the country’s main economic staple, has meant that local logistics and supply chain firms have turned instead to facilitating the transportation and export of illegally obtained hardwoods.

A governance vacuum has resulted as the transitional government and international community continue to procrastinate over the electoral process, and subsequently all non-humanitarian international assistance is frozen. Meanwhile the growing number and diversity of the illicit flows traversing the country indicate that Guinea-Bissau is seen as a viable trafficking ‘pit stop’ between Nigeria or South America on the way to the Sahel region, the Canary Islands or Southern Europe. The cocaine traffickers that were residing in Bissau at the time of the sting operation have largely moved to Guinea-Conakry, meaning a shift in supply chain geography, but small-scale ingested trafficking via scheduled airline services to Europe continues on a small scale. A recent Security Studies Institute report has linked cocaine trafficking in Guinea-Bissau to organised crime groups including Al-Qaeda in the Islamic Maghreb (AQIM), Hezbollah, Calabrian mafias and paramilitary terrorist organisations from Northern Ireland.

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El vacío de gobierno en Guinea-Bissau y la acumulación delictiva

Las tan demoradas elecciones legislativas y presidenciales en Guinea Bissau programadas para el 24 de noviembre han sido suspendidas por tiempo indeterminado. Las demoras en los acuerdos sobre el registro de los votantes y la inclusión de la diáspora han paralizado el proceso de transición presente desde el golpe de Estado de abril de 2012. Aunque en la reciente cumbre regional de la CEDEAO se dio a entrever que la fecha programada para las elecciones era inviable, no se decidió sobre otra fecha, pero altas fuentes en Bissau están ahora tomando el último domingo de febrero como la nueva fecha para las votaciones.

Guinea-Bissau tiene la fama de ser potencialmente el primer “narco-estado” de África debido a que las frágiles instituciones públicas han sido socavadas por la corrupción vinculada al comercio de cocaína entre los Andes y Europa. Comúnmente se piensa que tanto el golpe militar de abril de 2012 como los dos que le precedieron están conectados a una lucha de poder motivada en parte por el deseo de obtener el control sobre el tan redituable comercio de cocaína, en el cual están involucrados altos funcionarios del estado y de las fuerzas militares. El narcotráfico en Guinea-Bissau puede haber cedido sustancialmente desde las operaciones encubiertas de la DEA de los Estados Unidos a comienzos de año, las cuales resultaron en el arresto del jefe de la marina, el contralmirante Bubo Na Tchuto, pero sin un esfuerzo por parte del estado para abordar el impacto de la delincuencia en el proceso de gobierno, o sin una voluntad genuina de crear capacidad en las instituciones públicas para brindar servicios a su gente, Guinea-Bissau continúa ampliando su rol como núcleo de la delincuencia organizada para otros mercados delictivos. Esto impacta en la estabilidad y el desarrollo del país.

El descenso en el comercio de cocaína a través de rutas de tráfico bien establecidas parece haber sido reemplazado por el negocio de la falsificación de medicamentos y el tráfico de personas para fines de esclavitud o explotación sexual, con los resultados potencialmente trágicos como los observados en el reciente descubrimiento de los cuerpos de unos 90 migrantes en el desierto cerca de Nigeria. A mediados de octubre, Bissau fue testigo de varios disturbios públicos luego de que un ciudadano nigeriano fuera acusado de intentar secuestrar a un niño para poder extraer y traficar sus órganos. Surgieron rumores que no fueron confirmados sobre el cuerpo de un niño que había sido hallado sin sus órganos. El ciudadano nigeriano había sido golpeado y asesinado por un grupo de personas cerca de zona del mercado de Bandim. La violencia luego se trasladó a la embajada de Nigeria después de que una estación de radio informara erróneamente que varios traficantes de órganos buscaban refugio en ese lugar. La violencia fue dominada por la misión de paz de ECOMIB pero provocó una tensión más agudizada en la capital.

La deforestación ilegal, realizada generalmente por ciudadanos chinos, continúa creciendo a una tasa alarmante en el sur de Guinea-Bissau. Algunos informes confiables sugieren que, cuando llegaron los leñadores, varios pueblos fueron arrasados y que la gente se vio obligada a huir de sus hogares. Además, existe evidencia que sugiere que algunos miembros de las fuerzas armadas han facilitado el tráfico de madera sin certificación. Una drástica desaceleración en la industria de exportación de castañas de cajú, la principal base económica del país, ha provocado que distintas empresas de logística y transporte se volcaran al traslado y la exportación ilegal de madera dura.

El resultado es un vacío de poder mientras el gobierno de transición y la comunidad internacional siguen posponiendo el proceso electoral, por lo cual toda ayuda humanitaria internacional está en suspenso. Mientras tanto, la creciente cantidad y diversidad de los flujos ilícitos que atraviesan el país indican que Guinea-Bissau es vista como una “parada técnica” viable entre Nigeria y Sudamérica hacia la región del Sahel, las Islas Canarias y el sur de Europa. Los traficantes de cocaína que residían en Bissau al momento de las operaciones encubiertas de la DEA se han trasladado mayormente a Guinea-Conakry, implicando una modificación en la cadena de suministro. Sin embargo continúa a menor escala el tráfico de droga ingerida en pequeños niveles trasladada en las aerolíneas a Europa. Un informe reciente de Security Studies Institute ha vinculado el tráfico de cocaína en Guinea-Bissau con los grupos delincuentes organizados, incluidos entre ellos Al-Qaeda del Magreb Islámico (AQMI), Hezbolá, las mafias calabresas y organizaciones terroristas paramilitares en Irlanda del Norte.